Si fuera IA, ¿lo sabrÍAs?

La Inteligencia Artificial generativa es aquella capaz de crear nuevos contenidos o ideas a partir de otros contenidos o ideas ya existentes. La IA generativa de imágenes, concretamente, mejora tan rápido que cada vez cuesta más distinguir entre sus creaciones y las fotografías reales.

Según Mónica Ballesta, profesora del área de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), la generación de imágenes mediante IA está basada en modelos de aprendizaje profundo. Un ejemplo de ello son las redes generativas adversarias (RGAs), que se basan en dos redes que compiten entre sí. Una intenta “engañar” a la otra mientras va aprendiendo en el proceso. De este modo, consigue generar imágenes sintéticas con un realismo tal que es difícil distinguirlas de las imágenes reales.

En general, este tipo de modelos trabaja con una gran cantidad de imágenes, de las que aprende patrones complejos como formas, texturas, estilos, etc. A mayor volumen de imágenes con las que realizar entrenamientos, mejores resultados se pueden obtener. Por otro lado, la estructura interna de estas redes está formada por diferentes capas interconectadas por las que va pasando la información con la que son alimentadas.

Un factor determinante en el desempeño de las herramientas de IA, afirma Ballesta, son los prompts (solicitudes que hace el usuario a la IA). Dependiendo de lo precisos que seamos a la hora de realizar una solicitud, la IA nos proporcionará mejores o peores resultados. No obstante, hay más variables implicadas en el proceso. Aquellas imágenes que son más demandadas por los usuarios, como las de personas atractivas, son más fieles a la realidad que las menos demandadas. Esto provoca una de las desventajas de la IA: el sesgo.

Imaginemos a un pintor sin aspiraciones artísticas que solo pinta retratos por encargo. Sus mecenas son todos personas adineradas, de buena salud y buen vestir. Por deformación profesional, en el caso de que el artista quiera pintar otra cosa, lo más probable es que tienda a replicar el aspecto de las personas que ha pintado durante años. Esto es lo que ocurre con la IA: prefiere generar imágenes que está acostumbrada a generar y de las que dispone más ejemplos. Por lo tanto, si las peticiones de los usuarios y los bancos de imágenes están sesgados, sus creaciones también lo estarán.

Aunque la IA ha hecho grandes avances y se usa en muchos ámbitos (publicidad, contenido multimedia, etc.), es esperable que el nivel de realismo y detalle sea mayor en un futuro no muy lejano. Además, las imágenes que genera tienen fallos que podemos identificar si nos fijamos bien.

La IA generativa de imágenes y las personas

Las personas que crea la IA suelen presentar malformaciones en las extremidades, como más de cinco dedos en cada mano, y peinados imposibles que se mezclan los unos con los otros. Por un lado, sus pieles son demasiado perfectas, como si usaran el ‘modo belleza’ de la cámara del móvil a máxima potencia. Por otro lado, sus ojos no tienen alma ni muestran emociones. En cuanto a los animales, su apariencia acostumbra a ser demasiado ideal, como si en vez de animales reales fueran modelos diseñados para asemejarse a la imagen mental que tenemos de ellos.

La IA generativa de imágenes y los objetos inanimados

A diferencia de lo que ocurre con las imágenes de personas o animales creadas con IA, las que contienen paisajes u objetos inanimados presentan menos desperfectos y pueden pasar más desapercibidas. Un truco para detectarlas es prestar atención a si la imagen incluye textos, ya que la IA no es una buena diseñadora gráfica. Si está bien entrenada, puede llegar a formar textos muy simples y breves, pero lo más normal es que falle en el continente o el contenido: palabras inventadas o con faltas de ortografía, letras borrosas, etc.

La IA generativa de imágenes y las ilustraciones científicas

Otro ejemplo de limitaciones de imágenes generadas por la IA serían las ilustraciones científicas: puede ser que las imágenes generadas parezcan correctas a ojos del público general, pero no sean en absoluto rigurosas bajo una mirada científica. De hecho, pueden tener errores importantes, como dibujos y textos sin ningún sentido.

La IA generativa de imágenes y la geometría

La simetría y la geometría tampoco se le dan bien. Es habitual que genere imágenes con perspectivas imposibles o edificios con arquitecturas sin sentido, como columnas que no conectan con el suelo. Las figuras lejanas, ya sean de humanos o animales, se distorsionan cuando ampliamos la imagen. En resumen, como reza el dicho inglés, ‘el diablo está en los detalles’. 

Pon en práctica tus conocimientos con el siguiente juego, en el que tendrás que identificar cuál de las imágenes de cada pareja es la verdadera y cuál la generada con inteligencia artificial.

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